martes, 19 de junio de 2007

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HOLA A TODOS DIOS LES BENDIGA GRANDEMENTE, ANTE TODO PEDIROS DISCULPAS POR AUSENTARME TANTO TIEMPO PERO HE ESTADO VIAJANDO Y LLEVANDO LA PALABRA DE DIOS A MUCHAS PERSONAS QUE ANDABAN PERDIDAS Y SIN CONOCER A NUESTRO SEÑOR. DIOS ME ENCOMENDO QUE PREDICARA SU PALABRA Y HE DE CONTAROS MUCHAS ANECDOTAS QUE TENGO A CERCA DE ESTAS COSAS.

EL EMAIL DE CONTACTO HA CAMBIADO: PARA MAS INFORMACION DUDAS O COMENTARIOS SOBRE EL BLOG : SOPHIERM2009@HOTMAIL.COM

DIOS LES BENDIGA A TODOS

¿COMO ACEPTAR AL SEÑOR JESUS COMO MI SALVADOR PERSONAL?

Reconocer que eres pecador y que necesitas un SALVADOR y su nombre es Jesus:
(Romanos 3:23) : "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de DIOS."
(1 Juan 1:8) : "Si decimos que no tenemos pecados nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros."
(Romanos 6:23) : "Porque la paga del pecado es muerte más la dádiva de DIOS es vida eterna en CRISTO JESUS SEÑOR nuestro."
(Isaías 49:22) : "Mirad a MI y sed salvos todos los términos de la tierra porque YO SOY DIOS. y no hay más."
(Lucas 19:10) : "Porque el HIJO DEL HOMBRE vino a buscar y a salvar lo que se había perdido."
(Mateo 26:28) : "Porque esto es mi sangre del Nuevo Pacto, porque es derramada para remisión de los pecados."
Arrepientete de todos tus pecados:
(Hechos 3:19) : "Así que, arrepentios y convertios, para que sean borrados vuestros pecados, para que vengan de la presencia de SEÑOR tiempos de refrigerio."
(Hechos 2:38) : "Pedro les dijo: Arrepentios, bautícese cada uno de vosotros en el nombre de JESUCRISTO para perdón de los pecados, y recibireis el don del ESPIRITU SANTO."
(Hechos 17:30) : "Pero DIOS, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan."
(Marcos 1:15b) : "...Arrepentios, y creed en el EVANGELIO."
Cree que Jesucristo murió por ti y pídele perdón por todos tus pecados:
(Romanos 5:8-11) : "Más DIOS muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, CRISTO murió por nosotros. Pues mucho más estando ya justificados en SU SANGRE, por El seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con DIOS por la muerte de SU HIJO, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en DIOS por SEÑOR NUESTRO JESUCRISTO, por quien hemos recibido ahora la reconciliación."


(Hechos 4:12) : "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombre, en que podemos ser salvos."

(1 Juan 1:9) : "Si confesamos nuestros pecados, EL es fiel y justo para perdonar nuestro pecados, y limpiarnos de toda maldad."

(Marcos 10:45) : "Porque el HIJO DEL HOMBRE no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."

(Juan 3:16-17) : "Porque de tal manera amó DIOS al mundo, que dió a su HIJO unigénito, para que todo aquel que El cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió DIOS a su HIJO al mundo, para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por EL."
Acepta a Jesucristo como tu SALVADOR y Señor de tu vida:
(Juan 1:12) : "Más a todos los que le reciberon, a los que creen en SU NOMBRE, les dió potestad de ser hechos hijos de DIOS."

(Romanos 10:9-10) : "Que si confesares con tu boca que JESUS es el SEÑOR, y creyeres en tu corazón que DIOS le levantó de los muertos serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia pero con la boca se confiesa para salvación."


(Efesios 2:8-9) : "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de DIOS; no por obras para que nadie se gloríe."

(Lucas 19:10) : "Porque el HIJO DEL HOMBRE vino a buscar y a salvar lo que se había perdido."

(Apocalípsis 3:20) : "He aquí YO estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, YO entraré a el, y cenaré con el, y el conmigo."

Sigue a Jesucristo obedeciendo su poderosa palabra de vida.
(Juan 10:27) : "Mis ovejas oyen mi voz, y YO las conozco, y me siguen."


(Juan 12:26) : "Si alguno me sirve, sígame; y donde YO estuviere, ahí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere mi PADRE le honrará."

(Lucas 9:26) : "Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de MI, niégese a si mismo, tome su cruz cada día, y sígame.

Si sientes en tu corazon aceptar al Señor Jesus como tu Salvador personal repite esta oracion en voz alta...
Señor Jesús, yo confieso que soy un pecador. Te necesito más que el día de ayer. Oh Jesús, entra en mi corazón. Salva mi alma, perdóname por mis pecados, por favor perdóname, Señor. Límpiame con Tu sangre ahora, Señor.
Oh Jesús Yo me rindo ante Ti Señor Jesús. Te entrego mi corazón. Y te pido que vivas Tu vida en mí. Dame el poder para vivir una vida cristiana. Yo creo Señor que Tú eres el Hijo del único Dios y creo que vinistes a este mundo para morir por mí. Yo creo que Tú derramaste Tu sangre por mi salvación. Yo creo que Tú resucitaste de la muerte y subiste al cielo y ahora estás sentado a la derecha del Padre y creo que Tú volverás otra vez. Ahora, Señor Jesús, yo proclamo que Tú para siempre serás mi salvador y proclamo ante el cielo y la tierra que yo seré tuyo para siempre y he nacido otra vez…AMEN!
SI USTED HA ACEPTADO AL SEÑOR JESUS COMO SU SALVADOR PERSONAL ESCRIBANOS UN EMAIL A SOPHIERM2009@HOTMAIL.COM Y DENOS SU NOMBRE Y DIRECCION DE CORREO PARA INTERCEDER POR USTED Y ESTAR EN COMUNICACION PARA AYUDARLE EN EL NOMBRE DE JESUS...DIOS TE BENDIGA!!!

TESTIMONIO, CREA... SU MILAGRO OCURRIRA

Nadie le impuso manos ni tampoco ejerció influencia sobre Ana María. La sanidad de un cáncer que crecía a pasos agigantados en su región abdominal, se produjo como consecuencia de la oración.

--Creí en Dios. No hay secreto en lo ocurrido. Razonaba que si Él creó el universo, podría sanarme. Para Él sería algo mínimo—explicó.
No podría precisar cuánto tiempo pasó de rodillas en clamor. Sin embargo lo hizo aun cuando se consideraba una católica de misa semanal, y no había tenido mayor contacto con las narraciones bíblicas sobre sanaciones.

Desde el momento en que el médico se quedó mirándola asombrado, y le dijo:--Ana María, no sé qué ha ocurrido, pero las placas radiográficas prueban que no tiene nada--.

El especialista hablaba con una mezcla de regocijo e incredulidad. Científicamente no encontraba razón para que aquél hecho se hubiera producido.

La mujer decidió volver definitivamente su mirada a Dios. Hoy se congrega en una iglesia pentecostal de Caracas, en Venezuela. No le cabe la menor duda que nuevos milagros ocurrirán en su existencia, a nivel físico y espiritual. "Dios es real y obra grandes maravillas", expresa con frecuencia.

En cierta ocasión cuatro hombres llevaron cargado a un paralítico delante del Señor Jesús. Él se quedó viéndolo fijamente. Dejó claro un hecho válido para nuestro tiempo: si nos embarga la fe, Dios la honrará y ocurrirá en nuestro ser aquello que tanto deseamos, sea una sanidad física o espiritual.

El evangelista relata que "Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados." (Marcos 2:5) Aquél infeliz fue inmediatamente sano. El curso de su existencia experimentó un cambio definitivo.

Igual puede ocurrir con usted. Basta tan solo con creer. Simplemente crea. Vaya a Dios en oración en procura de su milagro. No dude. No permita siquiera una brizna de incredulidad. Comprobará la vida maravillosa, llena de prodigios, que hay delante suyo para vivirla.

LAS MENTIRAS

Desde la niñez, el deseo de mentir se hace evidente. Los niños mienten imaginándose cosas, mienten imitando a sus padres, mienten al exagerar las cosas, mienten para ser aceptados en su nucleo social, mienten para evitar el castigo, mienten para ser recompensados, mienten con el fin de desquitarse.

A medida que el niño crece, el habito de mentir es algo que se va quedando atrás. Pero en muchos casos, el hábito de mentir se convierte en una costubre a medida que el niño llega a joven y luego a adulto. Toda persona en algún momento de su vida miente, aunque luego se resienta.

Recuerdo haber oído una anécdota de George Washinton donde se declaraba que él nunca había mentido. Creo que la gran mentira sobre Washinton fue negar que nunca había mentido.

Un complejo de inferioridad en el joven o adulto, le puede hacer víctima de la mentira con el fin de impresionar a otros. Aquellos que viven en una falsa relación con Dios, constantemente recurren a la mentira para obtener lo que desean y franquearse falsamente el favor de otros.

La persona adicta a las mentiras o el mentiroso crónico, llega al extremo de creer sus propias mentiras. Las mentiras son madres de mentiras, es decir, una mentira lleva a otra mentira, con el fin de ocultar la primera.

El mentiroso es un individuo que experimenta un desajuste de personalidad y un desorden de carácter que lo motiva a sentirse inseguro de sí mismo y a refugiarse detrás de las apariencias.

La Biblia aconseja: "Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros" (Efesios 4:25). La exhortación divina es un llamado a divorciarnos de la mentira y a decir siempre la verdad.

El mentiroso se identifica como hijo del Diablo, citamos: "Ustedes son hijos del Diablo y les encanta actuar como él... para él la verdad no existe. En él mentir es algo completamente normal, porque es el padre de la mentira" (Juan 8:44, Nuevo Testamento Viviente).

Los mentirosos estarán excluidos de la ciudad eterna: "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que se hace abominación y mentira..." (Apoc. 2l:27).
Querido amigo, no permitas que la mentira te aleje de las promesas divinas. Deja que Jesucristo tome control de tu carácter. No dejes que la mentira se enseñorée sobre ti. Cuando el deseo de mentir se quiera apoderar de ti, recházalo en el nombre de Jesús y tendrás victoria.

LA VIDA DEL HOMBRE

Cuántas veces nos preguntamos: ¿Quién soy de dónde vengo? ¿Hacia donde voy... Dónde está el principio y dónde el final? Tenemos muchas preguntas y pocas respuestas. Pero no estamos solos...
El creador de todas las cosas, de los cielos y la tierra y aún de nuestras vidas, camina a nuestro lado. Él es el Dios invisible y en la persona de Jesús, nos acercamos a Él por la fe.
Este Dios bueno y lleno de misericordia es el que da la vida y cuando quiere... Pide la vida
Antiguamente los hombres vivían como Adán, hasta 930 años, o como Noé 950; luego Dios redujo la vida del hombre hasta 70 años y en los más robustos 80.
Bastante son los años del hombre sobre la tierra, sin que éste logre entender la eternidad que Dios puso, en su corazón... ¿Qué quiere decir esto? Dios nos ha creado eternos, nuestra alma y espíritu, no mueren nunca; viviremos con Dios o lejos de Dios, depende de nuestro acercamiento a El en ésta vida. Hoy... Debemos caminar hacia El por medio de la fe y por medio de Jesús, quien pagó el rescate de nuestros pecados y desobediencia que arrastramos desde Adán.
La perfecta voluntad de Dios, es que el hombre viva muchos años y vea a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la tercera y cuarta generación, que viva mucho y sea feliz, que coma del pan, goce de los suyos y muera en buena vejez.
Dios no se agrada de la muerte del joven, aunque por causa de la maldad a veces, tiene que pedir la vida antes de tiempo. Muchas veces no comprendemos el misterio por el cual Dios permite, en muchos casos, tener que partir antes de tiempo, como Cris Miró un sodomita, Rodrigo, un cuartetero o Rene Favaloro, un gran científico.
No es una desgracia morirse... Una desgracia es haber vivido en esta tierra, pasar por ella, y no haber hecho nada en lo espiritual por nosotros mismos. Una desgracia es tener algo aquí y no haber hecho nada para la eternidad que nos espera.
Sabías que la vida del hombre es como una sombra que se va? Si ... Muy pronto dejaremos de hacer sombra y tendremos que presentarnos ante Dios a rendir cuentas, de todo lo que que hicimos en nuestro cuerpo, sea bueno o sea malo. Si Dios te da vida y salud, debes ser agradecido por ello, pararte en el camino de la vida, meditar y levantar tus ojos hacia Dios; de quién viene el poder y la salvación... Hoy es día de volver a Dios... Hoy, es el mejor día de tu vida, luego no tendrás excusa y quizás hasta sea demasiado tarde. Dice la Santa Biblia, que los ojos de Dios, contemplan toda la tierra, para mostrar su poder, a favor de los que tienen corazón perfecto para con El.
No desperdicies la oportunidad que Dios te da
ORACIÓN: Señor, ayudame a vivir cerca de Ti, haz el milagro de salvación que tanto necesito, creo en Jesús y por la fe, recibo su perdón, a través del sacrificio de la cruz.

EL CRISTIANO EN TIEMPOS DE GUERRA


Un grupo de académicos e historiadores ha recopilado la siguiente información. Desde el año 3600 a.C., ¡el mundo ha conocido sólo 292 años de paz! Es decir, en un lapso de más de 5.600 años, el 95% de esos años ha visto guerra en alguna parte del mundo.
Durante este periodo se han visto 14,351 guerras, en las cuales 3,64 mil millones de personas han muerto. El valor de la propiedad destruida en estas guerras equivale a una banda de oro que circulara el mundo con una anchura de 156,4 Km. Y una profundidad de 10 metros. Desde 650 a.C. se han visto 1.656 carreras de armas, sólo 16 de las cuales no han terminado en guerra. Esas 16 terminaron con la destrucción económica de los países involucrados.
Obviamente, la raza humana ha sido afectada por la guerra por muchísimo tiempo. Se ha soñado siempre con un final a la guerra, pero no se ha producido hasta la fecha por ningún esfuerzo humano. La Primera Guerra Mundial fue conocida como "la guerra para acabar con la guerra", pero el hecho de que fue seguida por la Segunda Guerra Mundial demuestra la futilidad de tal nombre.
Nos encontramos ahora en un tiempo de guerra. No sabemos si será breve o largo, y podemos tener diferencias de opinión acerca de las justificaciones que se ofrecen por ella, pero como creyentes podemos unirnos en reflexionar sobre nuestra reacción ante la guerra.
La Biblia nos presenta muchas realidades acerca de la guerra. La guerra puede ser un instrumento en manos de Dios para castigar a los injustos. Los justos, sin embargo, también sufren en la guerra. El hecho de que una nación sea victoriosa en guerra no significa automáticamente que Dios la favorece.
La vida cristiana también se compara con una guerra - no una guerra contra otros seres humanos, sino una guerra contra fuerzas espirituales que buscan nuestra destrucción.
Hay una tercera realidad que la Biblia nos enseña claramente. Tiene que ver con el día en que se acabarán las guerras, y nuestra reacción ante su existencia hoy en día.
Veamos lo que Dios nos dice al respecto en:
Lectura: Isaías 2:1-5
2:1 Lo que vio Isaías hijo de Amós acerca de Judá y de Jerusalén.
2:2 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.
2:3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
2:4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
2:5 Venid, Oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.
El profeta Isaías ministró durante una época de gran agitación política alrededor de los años 740 a 700 a.C. Durante los años de su ministerio las diez tribus norteñas de Israel fueron llevadas al cautiverio por el imperio de Asiria.
Isaías vivía en el sur, quizás en Jerusalén, y Judá era una nación fuerte y próspera, pero corrupta en sus valores y apóstata. Isaías llamó al pueblo a volver a su Dios, pero el pueblo no escuchó su voz; y aunque el sur no fue llevado al cautiverio con el norte, fue reducido a un estado vasallo del imperio asirio.
Cuando se escribió el capítulo dos, las nubes de la guerra estaban aún detrás del horizonte, y todo parecía estar bien. Dios mandó su mensaje a través de Isaías para que su pueblo volviese a él antes de que fuera muy tarde. Ignoraron ese mensaje, y dentro de pocos años se encontraron en medio de la batalla.
¿Qué mensaje podrá tener Dios para nosotros en este pasaje?
Podemos ver una comparación clara entre nuestra situación y la de sus lectores originales. Al igual que ellos, vivimos en un mundo inseguro. Al igual que ellos, fácilmente podemos valernos de soluciones humanas a problemas que sólo Dios es capaz de resolver.
Al encontrarnos en un tiempo de guerra, tenemos que recordar que:
I.- Podemos tener confianza en tiempos de guerra porque Dios nos promete que un día cesarán.
La raza humana ha conocido muy poca paz a lo largo de su historia. A pesar de la idea común de que estamos progresando hacia un mundo mejor, las guerras no se acaban.
Al contrario: el siglo XX, siglo de gran progreso científico y económico, también fue el siglo más sangriento de la historia humana.
La guerra es síntoma de un problema más profundo. Se trata del rechazo que muestra la raza humana hacia la sabiduría de Dios y su intento de hacer las cosas a su manera.
Leemos lo siguiente en el Salmo 2:1,2 : ¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su ungido.
Las conspiraciones y las guerras son síntomas de un malestar más profundo, que es la rebelión contra Dios y contra su escogido para reinar sobre la tierra - el descendiente de David que reinará por siempre sobre el trono, nuestro Señor Jesucristo.
Esto no quiere decir que ninguna guerra es justificada, o que Dios nos llama a ser pacifistas; aunque nos llama a ser pacificadores, a veces el camino a la paz nos lleva por la guerra.
Pero a fin de cuentas, vemos que las naciones de este mundo en realidad son como niños malcriados. El papá le dice a uno: Hijo, comparte tus juguetes con tu hermano. El hijo responde: ¡No! El otro niño empieza a llorar y a golpear a su hermanito, la hermana se mete para defender a uno de ellos, y ya - como se dice - se armó la bronca.
De igual modo, los hombres se pelean simplemente porque no quieren reconocer la autoridad de Dios y comportarse según sus reglas. De aquí surgen las riñas y los pleitos que destruyen tantas vidas.
Pero no siempre será así. Nuestro pasaje nos presenta la restauración de la humanidad. Dios nos promete que, en los últimos días, los pueblos llegarán a reconocer su autoridad y su sabiduría.
Esta restauración sucede de una manera progresiva. Empezamos con una figura. El monte Sión representa la morada de Dios, y se nos presenta la imagen de un mundo en que este monte domina el paisaje. Es el monte más alto; todo el mundo viene a él para aprender de él.
No creo que este pasaje se refiera a un cambio topográfico en la superficie de la tierra. Más bien, es una forma simbólica de hacernos imaginar cómo será ese mundo en el que Dios recibirá la gloria que él se merece, y en el que las naciones recibirán de él su dirección y su guía.
Esta profecía ya se está cumpliendo. Cuando Jesús llegó a este mundo, entonces la enseñanza salió de Sión y la Palabra del Señor de Jerusalén. Moisés recibió la ley en el monte Sinái; la nueva ley, la gracia del nuevo pacto, se predicó empezando en Jerusalén en el día de Pentecostés.
Miembros de todos los pueblos están buscando a Dios. En todas partes del mundo, hay personas que se prestan a oír y vivir por las enseñanzas del Señor.
El templo del Señor, la habitación que él ha escogido, es la Iglesia. La extensión de la Iglesia es el principio del cumplimiento de esta profecía. La enseñanza divina que trajo Jesucristo para ordenar la vida humana se sigue esparciendo por todo el mundo.
Sin embargo, la profecía no se acaba de cumplir. En particular, el versículo cuatro presenta algo aún sin cumplimiento. La paz sólo vendrá después que el Señor juzgue entre las naciones.
Sólo después del juicio final se establecerá la paz perfecta en la tierra. Sólo después que Cristo regrese para establecer su reino se convertirán las espadas en arados y las lanzas en hoces. Sólo en aquel día se podrá decir que nunca más se adiestrarán para la guerra.
En aquel mundo perfecto, la guerra será una triste memoria del pasado, no una amenaza presente. Podremos vivir para siempre en paz.
Esta realidad nos da gran seguridad en tiempos de guerra. La realidad de que nos espera un mundo de paz nos da paciencia para vivir en el mundo alborotado que ahora existe. Por esta razón,
II.- Debemos tener cuidado en tiempos de guerra de caminar a la luz del Señor
Después de darnos esta bella profecía de la continua obra de Dios para restaurar a la raza humana, se nos dice: ¡Ven, pueblo de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!
Nosotros, la Iglesia, somos ahora el pueblo de Jacob. En Cristo Jesús, somos los herederos de las promesas. Por lo tanto, este mensaje es para nosotros.
El mensaje es muy claro: en momentos de inseguridad política, de un panorama mundial cuyo constante es el cambio, de guerra y de ataque la única respuesta adecuada para el creyente es un mayor esfuerzo por seguir a su Señor.
En otras palabras, la incertidumbre y la ansiedad que pueden resultar de la situación mundial deberá servirnos de estímulo para seguir más de cerca a este Señor que es el único Príncipe de Paz.
La tentación, por supuesto, es la de buscar nuestro solaz y nuestra seguridad en alguna realidad humana. Podemos confiarnos del poder militar de nuestro país, de las Naciones Unidas, o de cualquier otro artificio humano.
A fin de cuentas, sin embargo, todas estas cosas que nos parecen tan sólidas y tan importantes se desvanecerán como el humo. Sólo Dios permanece. Como súbditos del reino que él está estableciendo, nuestro enfoque deberá estar en obedecer su voluntad para nosotros, sabiendo que sólo él podrá establecer la paz.
¿Cómo terminará la guerra actual? Sólo Dios sabe. ¿Cómo terminarán las guerras? Eso él nos lo ha revelado en su Palabra. Algún día, que podrá ser muy pronto, Jesús volverá para establecer su reino aquí en la tierra.
¿Estás listo para ese día? ¿Estás caminando a la luz del Señor?

EL CAMINO, LA VERDAD, Y LA VIDA

Jesús dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14:6).Piénsalo. Ningún profeta ha osado jamás auto proclamarse el Camino, la Verdad y la Vida. En algunas religiones, se habla de diversos caminos, heterogéneas verdades, la mayoría de ellas tan ambiguas que pueden bien encajar en cualquier necesidad del hombre. Algunas prometen otras vidas, muchas vidas, y otras te dicen que si mueres, puedes reencarnar en algún ser inferior, como una pulga por ejemplo, y así pagar tu mal “karma”. Otras prometen que si te suicidas llevándote contigo a los enemigos de tu religión, iras automáticamente al “paraíso”. Otras religiones te ofrecen pasar un tiempo después de la muerte pagando tus deudas, y me refiero a literalmente pagando por medio de rituales religiosos que tus parientes tienen que hacer, y soltar una “billulla” para pagar monetariamente, y luego entonces tu puedas aspirar a la vida. No ha habido nadie que proclame ser El Camino, La Verdad y la Vida. Solo el único Dios verdadero podría promulgar semejante declaración. Piénsalo otra vez. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía á todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida (Génesis 3:24).La primera vez que escuchamos que hay un Camino que lleva al árbol de la Vida, fue en el principio, el libro de Génesis, en la Biblia. Sabemos que el autor del Génesis fue Moisés quien en uno de sus múltiples encuentros con Dios, recibió la revelación de los orígenes del hombre, del pecado, de la muerte, y de Satanás. Dios en su sabiduría estableció que el hombre pecador no tendrá acceso al camino por si mismo, por sus fuerzas, sino que para hallarlo, necesitaría primero arrepentirse de sus pecados, y el Camino vendría al hombre, y le llevaría de la mano hasta el árbol de la vida. El Camino es Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan (Mateo 7:14).Puedes, si quieres, seguir buscando el Camino en la diversidad de ofertas que existen allá afuera. Pero déjame decirte que el tiempo con que el hombre cuenta para hallarlo es, si lo comparas a la eternidad, ínfimo. No tenemos tiempo para experimentar aquí y allá. En la revelación que Jesucristo resucitado hizo al apóstol Juan, mi Señor reiteró que Él es el Camino que lleva al árbol de la vida, y Él ha sido autorizado por Dios para tomar de ese árbol, y darnos de su fruto a todos los que hemos puesto nuestra fe en Él. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios (Apocalipsis 2:7)Vivimos en un mundo donde la mentira rampante produce espejismos que son casi imposibles de discernir. Piénsalo. ¿Cuántas veces te han mentido? ¿Cuántas veces has mentido? ¿Cuántas veces has sido victima de una injusticia producto de un falso testimonio? No te esfuerces, no te alcanzan los dedos de las manos y de los pies para contar las veces que has sufrido por causa de las mentiras. La mentira fue la primera arma que Satanás usó para engañar al hombre. Y dado a que su creatividad deja mucho que desear, sigue usándola con los mismos resultados que al principio. Engaña al hombre para que este se aparte, por su propia voluntad y acciones, del Dios que lo creó. Más del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis. 3:4 Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis; (Génesis 3:3).En el mundo presente, la serpiente sigue usando las mismas palabras para engañar al hombre: Si ves pornografía, no morirás. Si usas drogas, alcohol, cigarro, no morirás. Es bueno experimentar de todo en la vida, y al final de tus días, en tu lecho de muerte, puedes arrepentirte de todo, salvarte, e ir al paraíso de Dios. Puedes abortar, y no morirás. Puedes comer hasta hartarte, y ser glotón, y no morirás. Puedes adulterar, y nadie se enterraría. Nadie se ha muerto por codiciar a la mujer de su prójimo. Hay mentiras, y mentiras “piadosas”. Debes creer en otros caminos alternos, pues hay muchas verdades como hay caminos. Por eso, cuando Jesucristo proclamó que Él es la Verdad, el infierno se desató contra Él. Nadie había osado proclamar semejante cosa jamás. La naturaleza verdadera de Dios se reveló en la Biblia desde el principio. A lo largo y ancho de la Biblia, vemos como Dios usa la verdad para guiar al hombre. Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará (Juan 8:31,32).El hombre ha buscado la libertad, pero Satanás le ha engañado haciéndole creer que el libertinaje es la verdad. Y el hombre necio dice: Yo soy libre de hacer lo que me da la gana. No sabe el hombre que a cada acción buena o mala, corresponde una reacción. Y el hombre que peque en nombre de su libertad personal, morirá. Mientras más peque el hombre, mas preso esta de su pecado. El hombre preso no es libre, sino que va, y es llevado, a donde no quiere ir. Y quien le lleva encadenado es el chanclas, diablo, serpiente, o Satanás y su camino es la muerte eterna. Por eso era necesario que Jesucristo se hiciera carne, y habitara entre nosotros, y proclamara la verdad. Jesús vino a deshacer las obras del diablo. Si el diablo es el padre de las mentiras, luego entonces Jesucristo vino a deshacer las mentiras, disolviéndolas en la Verdad. Jesucristo es la Verdad. Nadie ha osado jamás proclamarse la Verdad. Porque ningún otro es la verdad. No hay otra verdad más que Jesucristo, y su Palabra, en la cual tenemos que permanecer por siempre, para no ser engañados de nuevo. Mientras mas conocemos la Palabra, más difícilmente seremos engañados. Mientras permanezcamos en la Verdad, permaneceremos libres aquí y ahora, y en la vida eterna. Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente (Génesis 2:7).La vida proviene de Dios. No, no somos un accidente producto de una gran explosión, ni tampoco hemos evolucionado de ser primero un organismo unicelular, luego un anfibio, a un reptil, a un ave, a un mamífero que se asemeja al hombre, el cual evolucionó, pero a la vez se quedo tal y como estaba y podemos verlo hoy en día “involucionado” por algún error de la imperfecta evolución... Piénsalo. El milagro de la vida proviene de la unión de dos –hombre y mujer- que se convierten en uno. Luego el hombre produce millones de espermatozoides, la mujer un ovulo. De entre esos millones de espermatozoides, solo uno es escogido por Dios para fecundar al ovulo, y de ahí crear a un ser humano único y exclusivo. La Biblia proclama que la vida proviene de Dios. La consistencia de la proclamación de que la vida proviene de Dios innegable en toda la Biblia, del principio al fin. No es sorpresa que Jesucristo se proclame la Vida. Pero esta manifestación de Dios se puede resumir así: Dios es el autor de la vida física del hombre, pero también es el autor de la vida espiritual del hombre. ¿Quién mejor para guiar al hombre, que su Creador? Jesucristo vino a restaurar la vida espiritual del hombre para que viva eternamente con su Creador. La ciencia genética ha decodificado el ADN y se han encontrado con que es mas fácil reconocer que hay un Dios, que negarlo. En otras palabras, solo los necios niegan que haya un Dios. Dísele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:25,26)Yo si lo creo. Yo creo cada una de las palabras que salio de la boca de Jesús, y que están plasmadas en la Biblia. ¿Y tú, lo crees? Nadie ha proclamado antes ser el Camino de Verdad que lleva a la Vida eterna. Y nadie lo ha hecho, ni hará jamás, simplemente porque nadie mas es ni será el Camino a Dios. Jesús puso su propia vida, para que nosotros alcancemos la Vida. Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos (Juan 15:13).Es un plan perfecto, y Su amor lo hizo posible. No hay otro Dios que haya dado su vida por su creación. Nadie se ha tomado tanto trabajo, tiempo, esfuerzo y dedicación para revelar al hombre la Verdad, como el Dios de Israel, de Abraham, Isaac, Jacob, Juan, Pedro, Pablo, mío, tuyo. JESUCRISTO es el Camino y la Verdad y la Vida y nadie va al Padre si no es por EL. Si oyes hoy su voz, no endurezcas tu corazón. Si hay algo que ha demostrado la naturaleza persistente de Jesucristo por salvar lo que se había perdido, son sus más de dos mil años de manifestarse a los hombres para salvación y vida eterna. Y este mismo Jesús es el que te dice: He aquí estoy a tu puerta y llamo, si oyes hoy mi voz, no endurezcas tu corazón. DIOS tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; Haga resplandecer su rostro sobre nosotros (Selah); Para que sea conocido en la tierra tu camino, En todas las gentes tu Salvación. Alábenle los pueblos, oh Dios; Alábenle los pueblos todos (Salmos 67:1-3).Yo estaba perdida. Muchas veces fui engañada, sufrí las consecuencias de mentir, y de que me mintieran, y mis pecados me estaban matando. Cuando estaba muriendo, encontré el Camino, -o mejor dicho, el camino vino a donde yo me encontraba-, pacientemente su Espíritu me llevo a la Verdad, que produjo sus frutos en mí. Me sanó, me salvó, y me dio la Vida. Yo le buscaba en todos lados. Le busque en miles de libros –excepto uno-, cientos de religiones, múltiples caminos. Cuando Él me encontró, ungió mis heridas con aceite, las vendó y sanó. Usó mis lágrimas para lavar mi alma. Preparó mi tierra, y plantó ahí su semilla. Tímida, surgió una plantita. La regó, podó y volvió a regarla hasta que la semilla echó raíz y se fortaleció. Mientras más profunda la raíz, más fuerte el árbol de la Vida. Ahí, bajo su sombra, hizo su morada en mí. Desde su lugar, me santifica, limpia y ayuda en todas las pruebas de esta vida, y sigue alumbrando mi camino. Por todo esto, yo declaro que ¡No hay otro Dios!

HAGASE USTED ESTAS PREGUNTAS Y CREZCA EN SABIDURIA ANTE DIOS.

1. ¿Cómo podemos estimar la creencia común en la existencia de Dios?
2. ¿Por qué el ateísmo es irrazonable?
3. ¿Con qué claridad se manifiesta la revelación de Dios en la Naturaleza?
4. Definir cuatro sistemas de pensamiento que intenten explicar el universo sobre la base de un Ser superior.
5. ¿Cuál es el argumento ontológico para la existencia de Dios?
6. ¿Cuál es el argumento cosmológico para la existencia de Dios?
7. ¿Cuál el argumento teológico?
8. ¿En qué consiste el argumento antropológico para la existencia de Dios?
9. ¿Hasta qué extremo recarga el énfasis el Antiguo Testamento la unidad de Dios?
10. ¿En qué medida enseña el Antiguo Testamento la doctrina de la Trinidad?
11. ¿Y en cuál medida, también, lo hace el Nuevo Testamento?
12. Distinguir la doctrina de la Trinidad del triteísmo.
13. ¿Por qué no puede explicarse la Trinidad como tres modos de la existencia de Dios?
14. Explicar cómo la Trinidad se distingue por determinadas propiedades.
15. Establecer y definir los tres nombres más importantes de Dios en el Antiguo Testamento.
16. ¿Cuáles son algunos de los nombres compuestos que se mencionan para Dios en el Antiguo Testamento?
17 ¿Cuáles son los nombres distintivos de las tres personas de la Trinidad en el Nuevo Testamento?
18. Designar algunos de los atributos importantes de Dios según está revelado en la Escritura.
19. ¿Qué es lo que quiere significarse por soberanía de Dios?
20. ¿Qué quiere significarse por el mandato de Dios?
21. ¿En qué forma puede ser subdividido el mandato de Dios?
22. ¿De qué manera se distingue el mandato de Dios del fatalismo?
23. ¿Por qué la revelación bíblica pide nuestra sumisión, nuestro amor y la adoración en relación con Dios?

EL MANDATO DE DIOS

El propósito soberano de Dios se define teológicamente como el mandato de Dios, refiriéndose al plan general que incluye todos los acontecimientos de cualquier clase que puedan ocurrir. El mandato de Dios incluye esos acontecimientos que Dios hace por sí mismo, y también incluye todo lo que Dios lleva a cabo mediante la ley natural, sobre la cual El es absoluto soberano. Más difícil de comprender es el hecho de que su mandato soberano también se extiende a todos los actos de los hombres, los cuales están incluidos en su plan eterno.
Aunque sea incomprensible para nosotros, es evidente que el Dios omnisciente, teniendo un completo conocimiento de lo que el hombre hará en su libertad, al decidir conceder al hombre la libertad de elección, no introduce ningún elemento de incertidumbre. El plan divino, de acuerdo con esto, incluyó el permitir el pecado como Adán y Eva lo cometieron, con todos los resultados de esta comisión del pecado. Ello incluye el divino remedio de Cristo, muriendo en la cruz, y toda la obra del Espíritu Santo en llevar a los hombres el arrepentimiento y la fe.
Aunque la obra de Dios en el corazón humano es inescrutable, la Biblia determina claramente que si bien, de una parte, lo que el hombre hace fue incluido en el mandato eterno de Dios, de otra, el hombre opera con libertad de elegir y es responsable de sus libres actos de elección. El mandato de Dios no es el fatalismo --un control de todos los acontecimientos ciego y mecánico--, sino que es el plan inteligente, amoroso y sabio, en el cual el hombre, responsable de sus actos, se mantiene responsable por lo que hace, siendo, por lo demás, recompensado por sus buenas obras.
El mandato de Dios puede ser dividido en subdivisiones tales como su mandato de crear, su mandato de preservar el mundo, su mandato de Providencia y su sabio gobierno del universo. Su mandato incluye las promesas o alianzas de Dios, sus propósitos en la Divina Providencia y su gracia, supremamente manifestada hacia el hombre. Ante semejante Dios, el hombre sólo puede inclinarse en sumisión, en amor y en adoración.

LA SOBERANIA DE DIOS

Los atributos de Dios ponen de manifiesto que Dios es lo supremo sobre todo lo existente. No queda nada sujeto a otro poder, autoridad o gloria y no está sujeto a ninguna entidad que sea superior a El. El representa la perfección hasta un grado infinito en cualquier aspecto de su Ser. El no puede jamás ser sorprendido, derrotado o disminuido. No obstante, sin sacrificar su autoridad o comprometer la realización final de su perfecta voluntad, Dios se ha complacido en dar a los hombres una medida de libertad y de elección, y para el ejercicio de esta elección Dios mantiene al hombre responsable.
A causa de estar el hombre, en su depravado estado, ciego e insensible a la obra de Dios, aparece claro en la Escritura que los hombres no deben apartarse de Dios, suprimiendo al Espíritu de sus corazones (Jn. 6:44; 16:7-11). Del lado humano, sin embargo, el hombre es responsable de su incredulidad y se le ordena que crea en el Señor Jesucristo con el objeto de que pueda ser salvado (Hch. 16:31). Es también verdad que en los asuntos de los hombres, especialmente de los cristianos, Dios actúa para que se cumpla su voluntad (Fil. 2:13). Con todo, El no fuerza a los hombres a que se entreguen a Dios, sino más bien les exhorta a que lo hagan (Ro. 12:1, 2).
El hecho de que Dios haya otorgado una cierta libertad al hombre no introduce un factor de incertidumbre en el universo, puesto que Dios se anticipa y conoce hasta el infinito todo lo que los hombres harán en respuesta a las influencias divinas y humanas y que se producen en sus vidas. Su soberanía, por tanto, se extiende infinitamente a todo acto, incluso si temporalmente ha de ser en el mal, por permitirlo, y que en última instancia todo redunda en que Dios pueda ser glorificado.

LOS ATRIBUTOS DE DIOS

En el Ser esencial de Dios hay ciertos atributos inherentes o cualidades esenciales de Dios. Tales atributos están eternamente mantenidos por el Dios Trino y Uno y son iguales para cada persona de la Divinidad. Incluído en dichos atributos está el hecho de que Dios es Espíritu (Jn. 4:24), Dios es vida (Jn. 5:26), Dios existe por sí mismo (Ex. 3:14), Dios es infinito (Sal. 145:3), Dios es inmutable o sin cambios (Sal. 102:27; Mal. 3:6; Stg. 1:17), Dios es la verdad (Dt. 32:4; Jn. 17:3), Dios es amor (1 Jn. 4:8), Dios es eterno (Sal. 90:2; Jer. 23:23-24), Dios es omnisciente (Sal. 147:4-5) y Dios es omnipotente (Mt. 19:26).
Otras variantes de tales atributos pueden verse en el hecho de que Dios es bueno, Dios es misericordioso y Dios es soberano. Todas las perfecciones están atribuidas a Dios de forma infinita, y sus obras, así como su Ser, son perfectos. El gran diseño y los detalles del universo son evidencia de su infinita grandeza y soberanía, su poder, su sabiduría. Su plan de Salvación, según está revelado en las Escrituras, es otra evidencia de su amor, su justicia y su gracia. Ningún aspecto de la creación es demasiado grande para que El tenga sobre todo lo existente un completo control, y ni siquiera el más pequeño detalle, incluso la caída de un gorrión, es demasiado pequeño para no quedar incluido en su plan soberano.

LOS NOMBRES DE DIOS

En el Antiguo Testamento hay tres nombres atribuidos a Dios. El primer nombre, «Jehová> o «Yavé», es el nombre de Dios aplicado sólo al verdadero Dios. El primer nombre aparece en conexión con la creación en el Génesis 2:4, y el significado del nombre se define en el Éxodo 3:13-14 como «Yosoy el que soy>, es decir, el existente por sí mismo, el eterno Dios
El nombre más común para Dios en el Antiguo Testamento es Elohim, una palabra que es utilizada tanto para el verdadero Dios como para los dioses del mundo pagano. Este nombre aparece en el Génesis 1:1. Se ha debatido mucho este nombre, pero parece incluir la idea de ser el «Uno y Fuerte», el Ser que tiene que ser temido y reverenciado. A causa de estar en una forma plural parece incluir a la Trinidad, aunque pueda ser usado también en las Personas individuales de la Trinidad.
El tercer nombre de Dios en el Antiguo Testamento es Adonai, que comúnmente significa «dueño o señor», y es utilizado, no solamente de Dios como nuestro Dueño, sino también de los hombres que son amos sobre sus siervos. Con frecuencia se une a Elohin, como en Génesis 15:2; y cuando es usado así, recarga el énfasis del hecho de que Dios es nuestro Amo o Señor. Muchas combinaciones de estos nombres de Dios se encuentran a lo largo del Antiguo Testamento. El más frecuente es Jehová Elohim, o Adonai Elohim.
A estas combinaciones de los tres primitivos nombres de Dios hay que añadir muchos otros compuestos y que se encuentran en el Antiguo Testamento, tales como Jehová-jiré, que significa «el Señor proveerá» (Gn. 22:13-14); Jehová-rafah, «el Señor que sana» (Ex. 15:26); Jehová-nissi, «el Señor es nuestra bandera» (Ex. 17:8-15); Jehová-salom, «el Señor es nuestra paz» (Jue. 6:24); Jehová-sidkenu, «el Señor es nuestra justicia» (Jer. 23:6); Jehová-sama, «el Señor está presente» (Ez. 48:35).
En el Nuevo Testamento se encuentran títulos adicionales en donde la Primera Persona se distingue por «el Padre», la Segunda como «el Hijo» y la Tercera como «el Espíritu Santo». Estos títulos, por supuesto, se encuentran también en el Antiguo Testamento, pero son más comunes en el Nuevo. La discusión respecto a estos términos seguirá en los capítulos que tratan de las tres Personas de la Trinidad.

LA UNIDAD DE LA DIVINA TRINIDAD

En general, el Antiguo Testamento recalca el énfasis de la unidad de Dios (Ex. 20:3; Dt. 6:4; Is. 44:6), un hecho que también se enseña en el Nuevo Testamento (Jn. 10:30; 14:9; 17:11, 22, 23; Col. 1:15). Tanto en el Antiguo como en una gran parte del Nuevo Testamento también se indica que Dios existe como una Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Muchos creen que la doctrina de la Trinidad está implícita en el uso de la palabra Elohim, como un nombre para Dios, y que está en una forma plural y parece referirse al Dios trino y uno.
En los principios del Génesis hay referencias al Espíritu de Dios, y los pronombres personales en plural se usan para Dios como en el Génesis 1:26; 3:22; 11:7. Frecuentemente, en el Antiguo Testamento hay distinción dentro de la naturaleza de Dios, en términos de Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Isaías, en 7:14, habla del Hijo como Emanuel, «Dios con nosotros», que tiene que ser distinto del Dios Padre y del Espíritu. Este Hijo es llamado, en Isaías 9:6, «Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz>.
En el Salmo 2:7, Dios Padre, referido como «Yo», indica que es su propósito tener a su Hijo como el supremo soberano sobre la tierra. Por lo mismo que el Padre y el Hijo quedan distinguidos, así Dios también se distingue del Espíritu Santo, como en el Salmo 104:30, donde el Señor envía a su Espíritu. A estas evidencias hay que añadir todas las referencias del Ángel de Jehová, que señala las apariciones del Hijo de Dios en el Antiguo Testamento como uno enviado por el Padre, y referencias al Espíritu del Señor, como el Espíritu Santo, distinto del Padre y del Hijo.
A esas evidencias del Antiguo Testamento el Nuevo añade una revelación adicional. Aquí, en la persona de Jesucristo, está el Dios Encarnado, concebido por el Espíritu Santo, y, con todo, Hijo de Dios, el Padre. En el bautismo de Jesús, la distinción de la Trinidad se hace evidente con Dios Padre hablando desde los cielos, el Espíritu Santo descendiendo como una paloma y esparciendo luz sobre El, y el propio Jesucristo bautizado (Mt. 3:16-17). Esas distinciones de la Trinidad se observan también en pasajes tales como Juan 14:16, donde el Padre y el Consolador quedan distinguidos del propio Cristo, y en Mateo 28:19, donde los discípulos son instruidos para bautizar a los creyentes «en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».
Las muchas indicaciones que hay, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, de que Dios existe o subsiste como trino y uno, han conformado la doctrina de la Trinidad como un hecho central de todas las creencias ortodoxas, desde los principios de la iglesia hasta los tiempos más modernos. Cualquier desviación de esto se considera como un apartamiento de la verdad escriturística. Aunque la palabra «trinidad» no se da en la Biblia, los hechos de la revelación escriturística no permiten otra explicación.
Aunque la doctrina de la Trinidad es un hecho central, el núcleo de la fe cristiana está más allá de la comprensión humana y no tiene paralelo en la experiencia del hombre. La mejor definición es el sostener que, aunque Dios es uno, El existe en tres personas. Estas personas son iguales, tienen los mismos atributos y son igualmente dignas de adoración, culto y fe. Con todo, la doctrina de la unidad de la Divinidad está clara en el sentido de que no hay tres dioses separados, como tres seres humanos separados, tales como Pedro, Santiago y Juan. De acuerdo con esto, la verdadera fe cristiana no es un triteísmo, como creencia en tres dioses. Por otra parte, la Trinidad no tiene que ser explicada como tres modalidades de existencia, es decir, que un solo Dios se manifiesta a sí mismo en tres formas. La Trinidad es esencial para el ser de Dios y es más que una forma de la revelación divina.
Las personas de la Trinidad, aunque tengan iguales atributos, difieren en ciertas propiedades. De aquí que la Primera Persona de la Trinidad sea llamada Padre. La Segunda Persona es llamada el Hijo, como enviada por el Padre. La Tercera Persona es el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo. Esto es llamado en teología la doctrina de la procesión, y el orden no es nunca invertido, es decir, el Hijo nunca envía al Padre, y el Espíritu Santo nunca envía al Hijo. De la naturaleza de la unicidad de la Divinidad no existe ilustración o paralelo en la experiencia humana. Así pues, esta doctrina tiene que ser aceptada por la fe sobre la base de la revelación escriturística, incluso aunque esté más allá de toda comprensión y definición humanas.

EL CREER EN LA EXISTENCIA DE DIOS

La creencia de que existe un ser divino mucho más grande que el hombre, ha sido común en todas las culturas y civilizaciones. Esto se debe, en parte, al hecho de que el hombre razona que tiene que existir una explicación para nuestro mundo y para la experiencia humana y que sólo un ser superior al hombre serviría para poder explicarlo. El hombre, intuitivamente, por su propia naturaleza religiosa, propende a buscar un ser que de algún modo es mucho más alto y superior a él. Esto también puede ser explicado, en parte, por la obra del Espíritu Santo en el mundo y que se extiende a toda criatura, una obra que se designa en Teología como gracia común, en contraste con la obra especial del Espíritu relacionada con la salvación del hombre. El moderno fenómeno de muchos que afirman ser ateos surge de la perversión de la mente humana y la negación de que es posible cualquier explicación racional del universo. De acuerdo con esto, la Biblia declara que un ateo es un loco estúpido (Sal. 14:1).
Ordinariamente, el hombre no busca pruebas de su propia existencia, ni de la existencia de las cosas materiales, que reconoce por sus sentidos. Aunque Dios es invisible en su persona, su existencia es tan evidente que los hombres por lo general no requieren pruebas para el hecho de Dios. La duda de la existencia de Dios es debida evidentemente a la perversidad del propio hombre, a su ceguera y a la influencia satánica. La evidencia de la existencia de Dios en la creación es tan clara que el rechazarla es el fundamento de la condenación del mundo pagano, que no ha escuchado el Evangelio. Según Romanos 1:19-20, es «porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó, porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas».
La revelación de Dios mediante los profetas, antes de que la Escritura fuese escrita, y la revelación procedente de la Escritura, ha penetrado, en cierto grado, la conciencia total del hombre hoy día. Aunque el mundo, en general, está ignorante de la revelación escriturística, algunos conceptos de Dios han penetrado en el pensamiento de todo el mundo, de tal forma que la creencia en una especie de Ser superior es generalmente cierta incluso entre hombres a quienes no ha llegado directamente la Escritura.
Aunque los antiguos filósofos griegos ignoraron la revelación bíblica, no habiéndoles sido familiar, hicieron, sin embargo, algunos intentos para explicar nuestro universo sobre la base de un Ser superior. Varios sistemas de pensamiento han evolucionado: 1) el politeísmo; es decir, la creencia en muchos dioses; 2) hilozoísmo, que identifica el principio de la vida encontrado en toda la creación como siendo Dios mismo; 3) materialismo, que arguye que la materia funciona por sí misma de acuerdo con una ley natural y no es preciso ningún dios para su funcionamiento, teoría que apoya el moderno evolucionismo; y 4) panteísmo, que sostiene que Dios es impersonal e idéntico con la propia Naturaleza, y que Dios es inmanente, pero no trascendente. Existen, así, muchas variantes de tales conceptos respecto a Dios.
Argumentando en favor de la existencia de Dios, procediendo de los hechos de la creación, aparte de la revelación de la Escritura, pueden observarse cuatro clases generales o líneas de razón: 1) El argumento ontológico; sostiene que Dios tiene que existir, porque el hombre universalmente cree que existe. Esto, a veces, es llamado un argumento a priori. 2) El argumento cosmológico; mantiene que todo efecto necesita tener una causa suficiente, y, por tanto, el universo, que es un efecto, tiene que haber tenido un Creador como causa. Implicada en este argumento está la complejidad de un universo ordenado, que no pudo haber tenido existencia accidente. 3) El argumento teológico; resalta que cada diseño tiene que haber tenido un diseñador, y como la totalidad de la creación está intrincadamente diseñada e interrelacionada, tuvo, por tanto, que haber tenido un gran diseñador. El hecho de que todas las cosas funcionen juntas, indica que este diseñador ha tenido necesariamente que haber sido uno de infinito poder y sabiduría. 4) El argumento antropológico; arguye que la naturaleza y existencia del hombre resulta absolutamente inexplicable de no ser por la creación de Dios, quien tiene una naturaleza similar, pero mucho mayor que la del hombre. Implicado en este argumento está el hecho de que el hombre tiene intelecto (capacidad para pensar), sensibilidad (capacidad para sentir) y voluntad (capacidad para realizar la elección moral). Tal extraordinaria capacidad apunta hacia el Uno que tiene similares pero mucho mayores capacidades y que ha creado al hombre.
Aunque estos argumentos en favor de la existencia de Dios tienen considerable validez y el hombre puede ser justamente condenado por rechazarlos (Ro. 1:18-20), no han sido suficientes para llevar al hombre en la apropiada relación con Dios o producir una fe real en Dios, sin la asistencia de la completa revelación de Dios, confirmando todos los hechos encontrados en la Naturaleza, pero añadiendo a la revelación natural muchas verdades que ésta no hubiera desvelado por sí misma.

JESUS VIENE

Trasfondo Bíblico: 1 Corintios 15:51,52; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 5:1-11.
Verdad central: El regreso inminente de Jesús debe motivar a los cristianos a la santidad y la vigilancia.
Texto Áureo: "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir" (Mateo 25:13).
Objetivos
1. Entender que cada cristiano, esté vivo o haya muerto, participará del arrebatamiento en el regreso de Cristo y escapará del juicio de Dios.
2. Dedicarse a una vida justa para estar siempre preparado para el arrebatamiento.
Bosquejo
I. Se da la seguridad.
A. Tenemos una esperanza segura.
B. Esperanza en la resurrección de Cristo.
C. Una palabra segura del Señor.
II. Arrebatados en las nubes.
A. Arrebatados juntos.
B. Transformados en un instante.
III. ¡Hay que velar!
A. ¡ Viene en un abrir y cerrar de ojos!
B. Animando a los creyentes.
C. No nos ha puesto para ira.
Introducción
El apóstol Pablo se regocijaba porque los tesalonicenses se habían convertido "de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera" (1 Tesalonicenses 1:9,10). Pero aunque la espera del regreso de Cristo era algo bueno en sí, surgieron dos problemas. El primero, que se trató en el capítulo 4, era que algunos enseñaban que los creyentes que murieran antes del regreso de Cristo perderían toda la gloria y la bendición. El capítulo 5 revela un segundo problema que es la tentación de averiguar el tiempo de su regreso. Pablo quería que los tesalonicenses tuvieran una actitud vigilante para estar listos para cuando el Señor Jesús regresara.
Comentario Bíblico
I. Se da la seguridad (1 Tesalonicenses 4:13-15)
A. Tenemos una esperanza segura
La Biblia siempre señala el futuro cuando trata asuntos de actualidad. Y aunque el apóstol Pablo estaba muy consciente de la vida moral y la conducta en esta vida, pensaba en la vida venidera, según el maravilloso plan de Dios que traerá a Jesús de nuevo a la tierra.
Pregunta: ¿Por qué estaban en peligro los creyentes tesalonicenses de entristecerse como los que no tenían esperanza?
Los cristianos en Tesalónica habían aceptado las promesas de Dios y habían puesto su esperanza en Cristo. Esperaban ansiosos el regreso de Cristo del cielo. Tenían la seguridad de que cuando El viniera, recibirían nuevo cuerpo, inmortal e incorruptible. Sin embargo, ellos habían salido de la religión griega con costumbres paganas que enseñaban que todos los muertos entraban en un mundo oscuro de los espíritus, del cual no había escape. Aparentemente esas antiguas ideas griegas tenían cierta influencia aun en algunos cristianos. Concluyeron falsamente que si alguien moría antes del regreso de Jesús, no participaría de la gloria, la bendición y el gozo de ese evento.
Lamentablemente esta clase de error ocurre de vez en cuando. En años pasados se publicaron algunos libros y tratados que declaraban que una persona no tenía fe si no vivía para ver el arrebatamiento. La mayoría de los que enseñaban eso ya están muertos.
Pablo notó que esa clase de enseñanza errónea en Tesalónica estaba entristeciendo a muchos creyentes que tenían seres queridos que ya habían muerto. En verdad, su tristeza expresaba una desesperación como la de los paganos junto a las tumbas de sus seres amados. En su primera carta, Pablo les dijo la verdad que reemplazaría la desesperación que sentían con una esperanza nueva y segura que jamás les faltaría.
B. Esperanza en la resurrección de Cristo.
Pregunta: ¿Qué nos garantiza la resurrección de Cristo?
La resurrección de Cristo garantiza la esperanza del cristiano. "Si creemos" (1 Tesalonicenses 4:14) no implica dudar de la verdad de la resurrección de Cristo. La palabra "si" en este contexto significa "ya que". El significado es: 'Tan cierto como creen, es seguro que los creyentes que han muerto estarán presentes con Jesús cuando El regrese de nuevo a la tierra."
Tal creencia no es sólo una aceptación mental del hecho de que Jesús resucitó. Implica una identificación personal con Jesús en su muerte y resurrección, ilustrada en el bautismo de agua y llevada a cabo en fiel obediencia a la Palabra del Señor. La seguridad de que Cristo volverá, debe motivar al creyente a examinar su vida.
C. Una palabra segura del Señor
Pregunta: ¿Qué quiere decir Pablo con la "palabra del Señor" en el versículo 15?
Todo lo que Pablo dijo en sus epístolas fue inspirado por el Espíritu Santo, pero aquí. Pablo enfatizó que tenía un mensaje definido y claro del Señor Jesús para respaldar lo que enseñaba (4:15). Jesús le enseñó personalmente a Pablo los hechos relatados en los cuatro Evangelios (vea Gálatas 1:11,12,16,17). Jesús le dijo a Pablo que los que todavía estén vivos cuando El regrese no precederán, (es decir, no se adelantarán ni tendrán más ventajas) a los que murieron con su fe firme en Jesús. (Note que el requisito para ser resucitados y llevados en el arrebatamiento es que al morir estén "en Cristo".)
"Duermen" aquí significa "han muerto," así como Jesús usó la palabra "duerme" en Juan 11:11 y lo explicó en Juan 11:14. Este término se usa para los cristianos porque la muerte del cuerpo no es el fin. En varios lugares, la Biblia muestra que los muertos no están en un estado de "sueño espiritual" (compare Isaías 14:9,10; Mateo 17:3). Los creyentes que han muerto con su fe en Jesús ahora están con Cristo (2 Corintios 5:8) y regresarán triunfantes con El.
II. Arrebatados en las nubes (1 Tesalonicenses 4:16-18; 1 Corintios 15:51,52)
A. Arrebatados juntos
El arrebatamiento será un tiempo emocionante para los creyentes. Jesús descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y trompeta de Dios. Algunos creen que la voz de mando se oirá en el cielo. No se sabe si se oirá en la tierra o no. Es posible que sólo los cristianos la oigan. Lo mismo puede decirse acerca de la voz de arcángel y la trompeta de Dios.
La tradición humana habla de un cierto número de arcángeles. Algunas tradiciones mencionan siete, pero la Biblia sólo menciona a uno como el "arcángel" o el ángel principal, que es Miguel (Judas 9).
El hecho de que Pablo dijera: "Nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire" (versículo 17) no significa que esperara estar vivo cuando Jesús regresara. El entendía que no se puede saber el tiempo y sólo reconocía que todo el que esté vivo no precederá a los muertos. Los creyentes que han muerto viven ahora con Cristo (2 Corintios 5:8). Ellos regresarán con El y se reunirán con sus cuerpo resucitado y transformado.
Pregunta: ¿Cuál es el significado de la palabra "arrebatamiento"?
Ese arrebatamiento repentino que ocurrirá inmediatamente después que los muertos en Cristo sean levantados se refiere en muchas ocasiones como el "rapto". La palabra griega parousia antes significaba "asir" pero su significado cambió a "arrebatar a la fuerza", como el águila que arrebata su victima. Pablo usó este término en 2 Corintios 12:2 cuando habló de su arrebatamiento al tercer cielo. La palabra griega fue traducida al latín "raptis", que dio la palabra castellana "rapto". Un poder mayor que la fuerza de la gravedad y los cohetes que envían naves al espacio, de repente arrebatará a la iglesia y la llevará a las nubes para encontrar a Cristo.
Pregunta: ¿Cual es el requisito para ser arrebatado?
El énfasis debe ponerse en la palabra "juntamente". El arrebatamiento será en un momento, en un solo grupo. Pablo jamás menciona una serie de raptos, ni raptos especiales para los que sean más "santos" que los creyentes comunes. Para los creyentes que todavía estén vivos, el único requisito para ir en el arrebatamiento es vivir en Cristo.
Pablo no da muchos detalles aquí acerca de lo que ocurrirá después del arrebatamiento. El sólo dice que se deben usar estas palabras, esta verdad, para aliento mutuo.
B. Transformados en un instante
Cada uno cambia paulatinamente durante toda su vida. Sin embargo, el cuerpo mantiene su identidad única aunque la mayoría de sus elementos químicos se reemplazan cada siete años. La Biblia enseña que el cuerpo nuevo, cuando sea resucitado, tendrá su identidad anterior, pero estará vestido de una nueva creación que Dios tiene reservada para sus hijos.
Pregunta: ¿Cuál es el significado de la comparación del cuerpo con un grano de trigo?
Pablo comparó lo que sucederá a los creyentes con un grano de trigo que se siembra en la tierra y crece hasta ser una planta madura de trigo. La planta de trigo tiene la misma identidad que el grano de trigo que fue plantado aunque sus aspectos sean muy diferentes. El nuevo cuerpo será el mismo que fue sepultado, pero será cambiado en la resurrección. El cuerpo glorificado será tan diferente del actual como lo es una planta madura de trigo de un simple grano de trigo.
El cuerpo actual perece, se desgasta y se deteriora, pero será resucitado incorruptible, sin estar sujeto a la descomposición ni a la muerte. El cuerpo actual se sepulta en humillación y deidad, pero será resucitado en gloria y poder; es un cuerpo natural, apto para vivir la vida terrenal y natural, pero será resucitado como cuerpo espiritual. Esto no significa que será irreal, transparente ni fantasmal sino tan real y tangible como el cuerpo actual. Será como el cuerpo resucitado de Cristo, porque seremos semejantes a El cuando le veamos tal como El es (1 Juan 3:2). El cuerpo resucitado será apto para la tierra y el cielo, como el de Cristo.
Todo sucederá en un momento, en un abrir y cerrar de ojos. No habrá tiempo para prepararse. Por esta razón Juan le añade "todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a si mismo, así como él es puro" (1 Juan 3:3). Al considerar lo repentino del arrebatamiento, se debe tener mucho cuidado de no ceder al pecado. No se debe vivir con el temor de que de alguna forma se va a perder la recompensa eterna a causa de un pensamiento malo que pase por la mente en el momento preciso del regreso de Cristo Jesús. El poder del Espíritu Santo para convencer y guiar es apto para conservar a todo cristiano dedicado, pero la persona que piensa que puede continuar viviendo en pecado, y también esperar el arrebatamiento y hacer las paces con Dios, está en un grave error.
III. ¡Hay que velar!:(1 Tesalonicenses 5:1-11)
A ¡Viene en un abrir y cerrar de ojos!
Además de su preocupación por lo que ocurriría a los que murieran antes del arrebatamiento, los tesalonicenses estaban preocupados por la fecha, el tiempo y las señales relacionados con la segunda venida.
Pablo les dijo que no necesitaban que él les escribiera más sobre eso. Ellos tenían las palabras de Jesús (Hechos 1:7,8) y sabían bien que el día del Señor vendría de una manera repentina, inesperada, como un ladrón en la noche. La venida de Cristo Jesús es cierta. La seguridad de su venida que presenta el versículo 2 llama la atención al hecho de que El viene. PREGUNTA: ¿Qué significa el día del Señor?
El día del Señor se identifica aquí con la segunda venida y fue profetizado en el Antiguo Testamento. Los profetas vieron que era un día de juicio sobre todas las naciones (Isaías 22:5; Jeremías 30:7; 46:10; Joel 3:11-15; Sofonías 1:14-16; Malaquías 4:1), pero también seria un tiempo de restauración para Israel y los gentiles creyentes (Isaías 54:2,3; 55:3-5; Ezequiel 47:22,23; Amos 9:9,10). Los profetas vieron que el día del Señor vendría pronto, y cuando llegara ese momento preciso, sería demasiado tarde para arrepentirse y ser salvos (Amos 5:18-20).
Pregunta: ¿Cómo serán engañados los perdidos en el momento del regreso de Cristo?
Pablo indicó en el versículo 3 que los que dicen "Paz y seguridad" serán destruidos repentinamente y no habrá manera cómo lo puedan evitar. Jeremías y Ezequiel también advirtieron contra los que dicen "paz, paz," cuando no existe una verdadera paz. Jeremías los comparó con los que tratan una herida para que se vea mejor en la superficie, pero debajo aún existe la infección que pronto brotará (Jeremías 6:14). Ezequiel los comparó con obreros que edifican una pared con lodo suelto que en poco tiempo se caerá (Ezequiel 13:10,11).
Para recalcar la imposibilidad de que alguien se escape en el día del Señor, Pablo comparó la venida de ese día al nacimiento de un bebé (5:3). Es imposible detener el proceso del nacimiento una vez que empiezan los dolores de parto. La única alternativa es proceder con el parto. El decreto del juicio de Dios será así mismo inevitable.
B. Animando a los creyentes
Pregunta: ¿Porqué dice la Biblia que ese día no sorprenderá a los cristianos como un ladrón?
Las advertencias de Pablo no eran para atemorizar a los creyentes sino para darles ánimo. El día del Señor no les sobrevendrá como ladrón. Esto no significa que el Señor les hará saber la hora de su venida de antemano sino que vivirán de tal manera que cuando El venga, estarán listos. Son hijos de luz que habitan en la presencia de Dios, la luz de su Palabra y del Espíritu Santo, y la luz de Cristo (Efesios 5:14). Sin embargo, deben recordar las advertencias de la Palabra de Dios. Pablo, como Jesús, (Mateo 24:42-44), advierte que hay que observar, velar, ejercer dominio propio y estar firmes. El creyente debe vigilar como el soldado que está armado y listo.
La armadura, incluye la coraza protectora de la fe y el amor, el yelmo de la esperanza segura de salvación para proteger la mente contra los ataques de doctrinas erróneas y mentiras del diablo.
C. No nos ha puesto para ira
Dios no tiene a los creyentes destinados para ira, pues Jesús es su protector de la ira o juicio que vendrá sobre el mundo que ha rechazado a Dios. Pablo explica que los creyentes serán arrebatados para encontrar al Señor en el aire.
El libro de Apocalipsis enseña que los juicios de la Gran Tribulación son de ira (Apocalipsis 6:15-17; 11:18; 15:1,7; 16:1,19; 19:15; vea también Romanos 2:5; Efesios 5:6; Colosenses 3:6). La ira contra el pecado debe venir, porque el reino vendrá sólo por medio de juicio.
Sin embargo, Dios no ha puesto a la iglesia para la ira que vendrá sobre el mundo pecador que rechaza a Cristo sino para salvación. La salvación aquí significa más que conversión. La palabra "salvación" en el versículo 9 se refiere a la herencia que será de los creyentes en su plenitud cuando Jesús regrese. Como en lo concerniente a la verdad del arrebatamiento, los creyentes deben animarse y exhortarse unos a otros con estas palabras. El recuerdo fiel de esas promesas les dará la fortaleza para enfrentarse a las pruebas.
Aplicación
Pablo reconoció que la salvación no se obtiene por méritos propios, sino por el Señor Jesucristo que murió por todos los pecadores, que son limpios, perdonados y libres de toda culpa de pecado cuando lo reciben como su Salvador. Delante de Dios son "inocentes" y nada puede separarlos de El ni de la herencia prometida. Ya que la sangre de Jesús los justificó, también los salvará de la ira venidera por medio de El (Romanos 5:9).
Los que insisten en que la Iglesia permanecerá en la tierra durante la gran tribulación argumentan que la Biblia no promete que los creyentes escaparán de las tribulaciones ni sufrimientos. Sin embargo, la Biblia usa la palabra "tribulación" en dos formas distintas.
A veces significa angustia, dificultad, presión, persecución y agonía del corazón que se sufre en el mundo que está bajo el dominio de Satanás. Es verdad que el creyente sufre esas cosas y Pablo usó la misma palabra en 2 Corintios 4:17 donde se traduce "tribulación". Esta tribulación "produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria."
La ira mencionada en Apocalipsis es la de Dios. Está dirigida especialmente contra el mundo perdido. La esperanza está en Jesús que ha comprado con su sangre a la Iglesia y la eximirá de la tribulación de ese día.

POEMA DEDICADO A LAS MADRES,POR PATRICIA J. OLIVERA COSTILLA

Dedicado a las Madres...
Corazón de madre, que de niños disfrutamosCorazón de madre, que aún del vientre escuchamosCorazón de madre, que decía YO TE AMOAún cuando mil veces me hayas lastimado.Corazón de madre, tesoro inapreciadoCorazón de madre, que dolores ha olvidadoCorazón d
Corazón de MadreCorazón de madre, valiente y esforzadoCorazón de madre, lo mejor que hemos halladoCorazón de madre, que en sus hijos ha pensadoCada día, cada noche, en el presente y el pasado.e madre, que ha dejado su legadoA sus hijos, a su esposo y a quienes ha enseñado.Corazón de madre, que levanta los pilaresCorazón de madre, que transforma los lugaresCorazón de madre, que enseña con su ejemploY que perfuma, con sus oraciones en el templo.Corazón de madre, que me muestra lo sinceroCorazón de madre, con sentimiento verdaderoCorazón de madre, que se humilla por sus hijosPero lucha incansable por su amor y por sus dichos.Corazón de madre, que se atreve a confiarCorazón de madre, que en Cristo pone su mirarCorazón de madre, que le habla sin dudarAl Dios eterno, que su respuesta ha de enviar.
(Mayo 11, 2007) Patricia J. Olivera Costilla

FIDELIDAD DE DIOS

Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamienlos, hasta mil generaciones; (Deuteronomio 7:9)
... porque Dios misencordioso es Jehová tu Dios; no te dejará ni te destruirá ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres. (Deuteronomio 4: 31).
Se acordó para siempre de su pacto; De la palabra que mandó para mil , generacIones, (Salmos- 105:8).
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿Y no hará? Habló, ¿Y no lo ejecutará? (Números23:19).
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. (Hebreos 10:23).
Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a si mismo. (IlTimoteo2:13).
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, (II Pedros 3:9).
Bendito se Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas (II Reyes 8.56).
Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. (lsaías25:1).
En ti confiarán los que conocen tu nombre, Por cuanto tú, ohJehová, no desamparaste a los que te buscaron. (SaImos 9:10).
Para siempre, ohJehová, permanece tu palabra en los cielos.de generación en generaclon es tu fidelidad;... (Salmo. 119:89, 90).

CONFIANZA EN EL SEÑOR

Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxillio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se trespasen los montes al corazón del mar. Salmos 46:1, 2
Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía. Salmos 84:11,12
Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Salmos 37:3-5
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. Proverbios 3:5, 6
No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. San Lucas 12:32
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. San Mateo 6:31,32
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. I Pedro 5:7
Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Salmos 40:4
Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre. Salmos 125:1

VERSICULOS DE LA BIBLIA QUE HABLAN DEL AMOR DE DIOS PARA CON TODOS NOSOTROS.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. San Juan 3:1ó
Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartará de ellos. Oseas 14:4
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Efesios 2:4-7
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. I Juan 4:10
Y nosotros hemos conocido y creido el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. I Juan 4:16
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. I Juan 4:19
…pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creido que yo salí de Dios. San Juan 16:27
Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra. II Tesalonicenses 2:16,17

AMOR ESPECIAL DE DIOS

Conoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; Deuteronomio 7:9
Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan. Proverbios 8:17
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. San Juan 14:21
Para hacer que los que me aman tengan su heredad, Y que yo llene sus tesoros. Proverbios 8:21
Deléitate asimismo en el Señor, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Salmos 37:4
El Señor guarda a todos los que le aman, Mas destruirá a todos los impíos. Salmos 145:20
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Salmos 91:14

LA GRAN PROMESA DE DIOS

La Biblia registra muchas declaraciones de Dios, las cuales los cristianos las recibimos como "preciosas y grandísimas promesas". Pero, la más grande y poderosa promesa, la constituyen los pasajes bíblicos que hablan de la Salvación o Vida Eterna, que para obtenerla no tenemos que pagar nada. Es un ofrecimiento gratuito de Dios para todos.
Dios tiene un plan sencillo y al mismo tiempo maravilloso por medio del cual todo ser humano puede alcanzar esa GRAN PROMESA.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Jn..4:23

VIVIO EN LA SENDA PELIGROSA


Vivió en la senda peligrosa
David Charles Spurgeon
La Senda Peligros
hasta que...

Afuera aún estaba oscuro a las 6:00 a.m., el 30 de octubre de 1990, cuando un grupo numeroso de hombres armados, con rifles M-16, silenciosa y cautelosamente rodearon mi casa. De pronto me despertó el sonido de fuertes y repetidos golpes contra una casa. Salté de la cama y corrí hacia la ventana para ver de dónde venía el ruido. Al abrir las cortinas, vi hombres armados por doquier y varios me apuntaban. Entonces gritaron: “¡Quieto! ¡No se mueva y levante las manos! ¡Es la policía!” Ese fue el inicio de una serie de eventos que literalmente transformarían mi vida, de motociclista y criminal, a cristiano.
Nací en Lawrenceburg, Tennessee, E.U.A., en 1953. Mi padre se trasladó al norte del país en busca de trabajo, estableciéndose en una comunidad agrícola en las afueras de Toledo, Ohio. Él trabajaba arduamente, de 40 a 80 horas semanales, y mi madre atendía el hogar. Asistíamos a la iglesia cada semana y yo participaba en las actividades juveniles; sin embargo, nunca me explicaron el plan de salvación. Al cumplir 16 años, me sentí feliz cuando obtuve mi licencia de conductor y me escapé del campo para contemplar las “luces brillantes” de la ciudad. Fue entonces cuando se manifestó la rebeldía en mi vida. Comencé a tomar cerveza, buscando el estupor y la sensación de placer que me hacían olvidar toda preocupación. A menudo discutía con mi padre por mi pelo largo y porque yo no deseaba buscar un empleo estable. Mi conducta era sumamente rebelde e irresponsable.
En 1971 ingresé al ejército de los E.U.A. para probar que podía lograr algo en la vida. Me especialicé en armas ligeras; luego entré a la escuela de aviación y saltaba de aviones simplemente para demostrar mi fortaleza. Iba a fiestas y pasaba el tiempo con los que sabían “gozar de la vida”, bebiendo cerveza y fumando mariguana, creyendo que estaba divirtiéndome y disfrutando de la “euforia”. Después de dejar honrosamente el ejército en agosto de 1974, viajé por el país durante seis meses.
Después volví a Ohio para establecerme allí y, en febrero de 1975, se cumplió uno de mis mayores sueños: me convertí en el orgulloso propietario de una motocicleta Harley-Davidson. Obsesionado para aprender más acerca de las Harleys, trabajaba en tiendas y talleres de motocicletas. Una mañana, en abril de 1975, después de ir a una fiesta y beber, salí del bar totalmente borracho y me dirigí a casa en mi Harley. Iba casi a 137 kilómetros por hora cuando, después de golpear algo en el camino, caí con la motocicleta. Ésta quedó destruida aunque yo salí ileso. Un amigo me permitió usar su taller para reparar la motocicleta. Mientras la reconstruía, aprendí mucho de mecánica, y me gané la reputación de hacer trabajos al gusto del cliente.
Aunque apreciaba la soledad, me reunía con otros motociclistas; juntos bebíamos, peleábamos y conducíamos nuestras Harleys. En octubre de 1975, persuadido por mis amigos, me uní por primera vez a un club de motociclistas. Era un pequeño club local basado en la fraternidad. En 1978 conocí a algunos miembros de un club nacional; después de pasar un tiempo con ellos, y probarles que era suficientemente “malo”, me aceptaron como miembro.
En el estilo de vida como motociclista había aspectos sombríos, incluyendo numerosos funerales. La muerte de uno de mis mejores amigos es un buen ejemplo. Una mañana, muy temprano, un amigo y yo salimos de un bar con dos muchachas para dar un paseo “loco” en mi Camaro. Mi mejor amigo nos seguía en su motocicleta. Cuando nos detuvimos ante un semáforo para que se bajaran las jóvenes, mi amigo se adelantó. Lo perdimos de vista cuando entró al callejón que había detrás de mi casa. Al dar la vuelta en la esquina, vimos la motocicleta destrozada en el callejón y a mi amigo estrellado contra la cerca; evidentemente había perdido control de la motocicleta. Corrimos a su lado y, al ver que no estaba respirando, puse mi brazo bajo su cuerpo para enderezarlo y darle respiración artificial. Cuando retiré mi brazo, estaba cubierto de sangre, la cual parecía relucir bajo la débil luz de la calle. Una pandilla rival le había disparado. Si no nos hubiéramos detenido frente a ese semáforo, yo habría sido el primero en entrar al callejón. ¡Esas balas eran para mí! Otras “causas naturales” de muerte (según nuestras normas) eran tiroteos, puñaladas, accidentes de motocicleta, y sobredosis de alcohol y drogas.
Después de seguir este estilo de vida durante nueve años, llegué a ser funcionario nacional en el club. Tenía alrededor de 35 años de edad, y había progresado de tal forma que poseía todo lo que quería: oro, Harleys, automóviles, camionetas, un auto rodante, Corvettes. Todo lo conseguía sin dificultad. Hacia 1990 me sentía sumamente insatisfecho con mi vida, pero no conocía otra forma de vivir, ni cómo cambiar. Para escapar de la realidad, bebía y me drogaba con más frecuencia. Al fin de cuentas, era un estilo de vida en el que pocos llegaban a la vejez; muchos de mis amigos habían muerto o estaban en la cárcel. El whisky y la cocaína eran mis amigos. A la cocaína la llamábamos “la caspa del diablo”. Puesto que en la vida de pecado no existe esperanza alguna, las peleas y borracheras eran eventos diarios.
Esa mañana en Dayton, Ohio, parado cerca de la ventana de mi dormitorio con las manos en alto, me di cuenta de que el fuerte sonido que me había despertado era de un ariete; con él habían arrancado la puerta de mi casa. Unos 15 policías y agentes de la FBI, ATF y DEA entraron rápidamente a mi casa. ¡Todo el alfabeto estaba allí! Usando cascos y equipo de protección para el cuerpo, y cargando rifles M-16, subieron de prisa por las escaleras, protegidos por grandes escudos. De inmediato me esposaron y me llevaron al primer piso, mientras los agentes realizaban una búsqueda por toda la casa. Encontraron armas por todas partes, incluyendo una metralleta y una caja donde había una bolsa con cocaína. Me arrestaron y encarcelaron sin derecho a salir bajo fianza. Enfrentaba sentencias de 30 años obligatorios por poseer la metralleta, cinco años obligatorios por las otras pistolas, y dos años por la cocaína. Lo que empezó como “diversión” resultó tener un alto precio.
Un día, en mi celda, vi que otro hombre con antecedentes similares a los míos leía la Biblia. Él me invitó para que, el 4 de noviembre, asistiera a un culto dirigido por dos hombres de la Iglesia Bautista Caridad. Allí escuché una predicación bíblica acerca del lugar llamado infierno. Yo siempre había pensado que no le temía a nada, pero ese mensaje me aterró. Cuando dijeron que el infierno era un lugar de tormento, y que yo mismo podía leerlo en la Biblia, no me gustó el mensaje pero aprecié la verdad. Con la experiencia que tenía como ladrón y estafador, no iba a dejarme engañar por dos tipos religiosos. Sin embargo, en su mensaje ese día hubo algo que me hizo volver al culto que celebraron el 11 de noviembre. Yo sufría de parálisis de Bell (parálisis total del lado derecho de la cara) y no podía enfocar bien mi ojo derecho, así que pedí una Biblia con letra grande. Cuando la recibí, empecé a leerla con entusiasmo, anhelando la paz que podía encontrar en ella.
Unos días después, mi abogado me informó del trato que me estaban ofreciendo. Puesto que yo no tenía antecedentes criminales, el Ministro de Justicia de los E.U.A. estaba dispuesto a retirar los cargos por el arma automática, siempre y cuando me declarara culpable del cargo por las pistolas, con la sentencia de cinco años obligatorios, y del cargo por la cocaína, con la sentencia de dos años obligatorios. Todavía no podía salir bajo fianza, pero ahora enfrentaba siete años de cárcel en vez de 37, lo cual me daba cierta esperanza de empezar de nuevo cuando quedara en libertad.
Anhelando paz en mi alma, continué leyendo la Biblia. Una mañana estaba leyéndola cuando, por el pequeño radio que tenía, anunciaron el día y la hora —5:00 a.m., 30 de noviembre de 1990. No pude controlar las lágrimas al recordar que ese día, hacía diez años, habían matado a mi amigo en el callejón detrás de mi casa. Debido a mi influencia, había abandonado su empleo y a su familia para unirse al club de motociclistas. Él estaba muerto y en el infierno por haberme seguido. Con lágrimas aún, y las manos temblorosas, le pedí a Jesucristo que viniera a mi corazón y tomara el control de mi vida. Me rendí al Señor por completo y Él me salvó. Esa mañana experimenté una sensación que nunca me ha abandonado. Jesucristo me dio la paz que tanto había ansiado. Todavía me encontraba en la cárcel sin derecho a fianza, y debía cumplir mi sentencia. Pero, desde ese momento quedé libre. Estaba libre de los lazos del pecado que me habían esclavizado por tantos años. Sintiendo una paz que jamás había experimentado en mi vida, escribí una carta a mis padres contándoles de mi conversión. Tom Gresham (de la Iglesia Bautista Caridad) fue a visitarme. Me dio una lista de versículos que debía leer, y me ayudó a establecer un programa de estudio para que aprendiera más de la Biblia. A la semana siguiente me otorgaron una tercera audición concerniente a la libertad bajo fianza. Mi abogado no creía que hubiera posibilidad alguna para mí, pero por alguna razón yo pensaba lo contrario. El señor Gresham me había dicho que la gente de la iglesia estaba orando por mí; yo no comprendía por qué esas personas que nunca había conocido estaban orando por mí, pero sabía que ahora algo había cambiado. Contra todas las probabilidades, el 21 de diciembre de 1990 el juez me concedió el derecho a fianza. Algunos policías le comentaron a mi abogado que, en toda la historia de ese territorio federal, yo era la primera persona a la que le habían otorgado derecho a fianza después de negársela dos veces. Le doy toda la gloria al Señor.
El 23 de diciembre de 1990 fui a la iglesia para agradecer a la gente que había orado por mí; me recibieron con tanta bondad y amor que seguí asistiendo. El 6 de enero de 1991 fui bautizado para hacer una declaración pública de mi fe.
Cuando llegó la fecha en que sería sentenciado, el 22 de noviembre de 1991, estaba preparado —hasta donde eso era posible— para que me enviaran a una penitenciaría federal por cinco a siete años. Estaba muy agradecido por todo lo que Dios había hecho por mí. Me había dado una nueva familia en Cristo y, lo más importante, había salvado mi alma y ya no tendría que ir al infierno. En la Corte de Distrito de los E.U.A., ante el juez Walter H. Rice, y con unos 70 miembros de la Iglesia Bautista Caridad, comparecí para responder por mi vida pasada. Yo era un nuevo hombre, pero aún debía pagar por los crímenes del viejo hombre. El juez Rice declaró que había recibido casi 100 cartas y que me conocía por el informe de la libertad condicional. Dijo: “Usted no parece ser el mismo hombre que compareció ante mí hace un año”, y me pidió que le explicara qué había ocurrido dentro de mí. Así me dio la oportunidad de testificar de la salvación que había recibido por medio de Jesucristo, y de la forma en que Él me había transformado. En 2 Corintios 5:17 la Biblia dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. El juez primeramente declaró que el cambio en mi vida era tan extraordinario y tan singular que, evidentemente, no había sido tomado en cuenta por los que se habían encargado de mi sentencia y la habían redactado. Luego, el juez Rice separó las dos acusaciones, sentenciándome a cinco años de libertad condicional por el cargo relacionado con las drogas, con seis meses de arresto domiciliario y 200 horas anuales de servicio a la comunidad. En el Sexto Distrito de los Estados Unidos nunca se había presenciado tal procedimiento para sentenciar. Una vez más, toda la gloria le pertenece al Señor.
Agradezco a todos los que oraron por mí, y agradezco al Señor Jesucristo por darme una segunda oportunidad. Muchas personas que seguían el mismo estilo de vida que escogí murieron en su pecado, sin salvación. Fui sumamente afortunado porque alguien se acercó a mí y me entregó el evangelio de Cristo Jesús. Alguien me dio la Biblia y aprendí que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Aprendí el famoso versículo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios envió a su Hijo para que yo pudiera vivir. Aprendí “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Cor. 15:3-4). Leí: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). Luego leí Romanos 10:13: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Lo creí y clamé al Señor, ¡y Él me salvó! No se arriesgue a esperar, como lo hice yo. Yo no tenía garantía alguna de que viviría lo suficiente como para arrepentirme. Usted tampoco la tiene. Si está perdido, le ruego que acepte al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador. Nunca lo lamentará.
Puesto que no sabe con certeza lo que ocurrirá mañana, pida al Señor Jesucristo que venga a su corazón y salve su alma hoy. Sólo confíe en Él y ore: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y merezco ir al infierno. Te ruego que perdones mis pecados; ven a mi corazón y dame la vida eterna. Creo plenamente en Ti ahora como mi Salvador. Gracias por salvar mi alma. Amén”.
Por favor, envíe este tratado a la dirección que indicamos abajo para permitirnos saber si, después de leerlo, usted ha decidido confiar en Jesucristo como su Salvador.
He aceptado ahora a Jesucristo como mi Salvador